Las personas mayores que sufren de demencia conforman un grupo vulnerable que con facilidad puede ser maltratado de forma involuntaria. Adoptar una actitud de buen trato para cuidar de estos mayores dependientes surge del respeto por su dignidad y contribuye a mejorar su bienestar, al mismo tiempo que evita situaciones de maltrato. ¿Cuáles son las mejores prácticas a adoptar cuando se cuida a una persona mayor cuyas capacidades cognitivas están degradadas y cuyo comportamiento es a menudo un serio desafío para el cuidador, ya sea un profesional o un familiar?
Cuidar de una persona mayor que sufre de demencia degenerativa (enfermedad de alzheimer y trastornos relacionados con ella, demencia de los cuerpos de Lewy, etc.) es un verdadero reto para el cuidador, tanto si es alguien que cuida de un familiar en casa como si es un profesional de un centro para mayores.
Las personas afectadas por la demencia muestran síntomas como pérdida de memoria, tendencia a repetir las cosas y perder objetos y pueden mostrar falta de respeto o tener comportamientos infantiles con su cuidador. Los problemas de comportamiento (irritabilidad, agresividad, movilidad reducida, alucinaciones, etc.) pueden llevar al cuidador a sentir angustia o malestar y entraña el riesgo de llegar a perder humanidad para con la persona.
Al enfrentarse a estas dificultades, puede surgir inconscientemente una actitud poco adecuada o maltrato: desatención, descuido de sus necesidades, falta de comunicación, etc. Ahora bien, la actitud y forma de actuar de las personas que cuidan a los mayores que sufren de demencia degenerativa tiene un impacto importante en su bienestar. Por eso mismo, hoy le damos importancia a la cultura del buen trato.
La ONU define el buen trato como lo contrario al maltrato. Debe conducir a una forma de ser, de actuar que muestre cuidado por los demás, cubriendo sus necesidades y respetando sus elecciones. Es una filosofía que debe aplicarse al cuidado de las personas mayores que sufren de demencia, apoyando el respeto a su dignidad y favoreciendo su bienestar, a pesar de las dificultades que la enfermedad puede traer consigo.
Para el cuidador también significa la necesidad de comunicarse con la persona mayor, adaptando los métodos y técnicas de comunicación a su patología. Los profesionales que cuidan de personas mayores que sufren de demencia pueden recibir formación específica para aprender a descodificar su discurso y comportamiento y así cubrir mejor sus necesidades. También pueden aprender cómo manejar los problemas de comportamiento de las personas con la enfermedad de Alzheimer (enfado, reacciones extremas, miedo, agresividad...), o cómo actuar en caso de un cambio brusco de humor o ante las preguntas repetitivas de los pacientes.
Asociaciones como la Fundación Alzheimer España, de ayuda a las personas mayores, ponen a nuestra disposición otros tipos de educación similar para los cuidadores familiares, ofreciendo diferentes cursos de formación para los familiares y cuidadores de personas con la enfermedad de Alzheimer.
El buen trato en casa o en el centro consiste en favorecer una actitud respetuosa para la dignidad y los deseos de la persona mayor que sufre de demencia:
- Mantener en la medida de lo posible su autonomía física y mental trabajando con ellos en lugar de para ellos,
- Valorar lo que la persona dependiente es capaz de hacer aún, y animarla a hacerlo,
- Respetar su ritmo y actividades diarias de manera que puedan preservar sus puntos de referencia,
- Explicar movimientos técnicos (ir al baño, cambiarles...): hablar siempre que se hace algo,
- Mostrar empatía y estar atento a sus necesidades,
- Tomar en cuenta su estado psicológico y físico,
- Fomentar una dieta divertida: tener en cuenta sus gustos, ayudarles a comer a su ritmo,
- Dar un cuidado adecuado: respetar su prescripción médica
- Respetar la disposición de la casa/dormitorio al realizar la limpieza,
- Comunicarse de una forma respetuosa, que esté adaptada a sus necesidades: utilizar palabras simples, repetir con calma lo que se ha dicho si es necesario, colocarse físicamente a la misma altura que la persona,
- Utilizar un tono cálido y respetuoso, sin tratarles como niños o herirles,
- Respetar su silencio, opiniones y creencias religiosas...
- Permitirles continuar con sus actividades respondiendo a sus necesidades sociales, su conexión con amigos cercanos y familia,
- Acompañarles en sus desplazamientos.
Un miembro de la familia o amigo tiene varias opciones para asegurar que la persona mayor que sufre de demencia reciba unos cuidados apropiados.
- Informar al personal de los gustos del paciente;
- Dar objetos que reconforten a la persona;
- Involucrarse en la toma de decisiones;
- Comunicarse con el personal y director si la persona está en un centro;
- Todos los centros tienen un sistema de reclamaciones, utilícelo;
- El defensor del pueblo puede investigar los problemas, tanto consejos como cuidados y aportar una solución;
- Hablar con los servicios sociales si cree que hay maltrato;
- Contactar con la Federación Española de Alzheimer o con la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA).
La Ley 39/2006 de 14 de diciembre de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia también se aplica a la atención a las personas con demencia. Esta ley establece una serie de prestaciones sociales como un derecho exigible, según el grado de dependencia.
Asimismo, los principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de edad avanzada y entre ellas a las afectadas de demencia están vigentes en el territorio español.
Adoptar una postura de buen trato también es implementar las herramientas para conservar las capacidades cognitivas y físicas de los residentes con demencia. Hoy en día, la mayoría de los centros han establecido actividades específicas, ya sean terapéuticas o no, con el objetivo de estimular las facultades de los residentes: talleres de memoria o recuerdos, talleres de cocina o jardinería, salas de estimulación sensorial o snoezelen, etc.
Hay profesionales especializados que también se encargan de ocuparse de los residentes con demencia y así mejorar su cuidado diario: fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, terapeutas psicomotrices, psicólogos...
Es un método de atención desarrollado por Yves Gineste y Rosette Marescotti basado en el respeto por la experiencia humana y la dignidad de la persona.
Es un profesional paramédico que se ocupa de la reeducación de los individuos que sufren trastornos relacionados con problemas de origen psicológico, mental o neurológico.
Es “una forma de ser, de actuar y de hablar que muestra cuidado por los demás, cubriendo sus necesidades y respetando sus elecciones” (Anesm).
También conocida como Ley de Dependencia y aprobada en diciembre de 2006, esta ley establece los derechos de las personas que se encuentran en situación de dependencia y sienta las bases para el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia en España.
La demencia es una neurodegeneración, una patología que cambia progresivamente las funciones cognitivas de la persona afectada: pérdida de memoria, degradación en el razonamiento y el comportamiento que conduce a la inhabilidad de completar tareas diarias. Existen varias formas de demencia: la enfermedad de Alzheimer y trastornos relacionados, demencia vascular, demencia de los cuerpos de Lewy y demencia frontotemporal.