La depresión en los mayores es un problema de salud público de gran relevancia. ¿Cuáles son las causas principales de esta enfermedad, sus síntomas y los tratamientos disponibles?
El papel del cuidador es fundamental en los casos de depresión en ancianos y en un gran número de enfermedades. El cuidado y la atención que aportan suponen una ayuda adicional.
Aunque el desarrollo de la depresión puede estar relacionado con factores físicos y psicológicos propios de la vejez, no debe ser considerado como una consecuencia natural del envejecimiento. La depresión está relacionada más concretamente con problemas de salud específicos y efectos negativos del envejecimiento.
La depresión, causada por un desequilibrio químico en el cerebro, es una fuente de sufrimiento tanto para la persona mayor como para los que le rodean.
• ¿Es el envejecimiento una causa de la depresión?
Aunque el desarrollo de la depresión puede estar relacionado con factores físicos y psicológicos propios de la vejez, no debe ser considerado una consecuencia natural del envejecimiento. La depresión está relacionada más concretamente con problemas de salud específicos y efectos negativos del envejecimiento.
• Causas psicológicas y psico-sociales:
- Crisis de identidad, provocada por la soledad (viudez, distancia de la familia) o la jubilación (ingresos escasos, sensación de inutilidad...)
- Estancia prolongada en el hospital, la cual tiene un impacto negativo en la confianza.
• Causas físicas y fisiológicas:
- Cambios biológicos, pérdida de autonomía, enfermedades como la diabetes;
- Uso de medicación: efectos secundarios (como los derivados de tratamientos para la hipertensión), sobredosis, interacciones entre medicamentos;
- Aumento de las lesiones en la sustancia blanca que conforma la parte interna del cerebro, según un estudio de Inserm;
- “Depresión secundaria” causada por enfermedades neurodegenerativas: cerca del 25% de los ancianos enfermos de alzheimer están deprimidos.
Para prevenir y curar la depresión en los mayores, es importante reconocer los síntomas. Estos pueden ser:
- Sensación de tristeza sin causa, cercano a la desesperación;
- Darse por vencido fácilmente, pérdida de motivación;
- Aislamiento y rechazo social;
- Irritabilidad, hostilidad;
- Pérdida de peso o de apetito;
- Trastornos del sueño (insomnio, sueño interrumpido, somnolencia durante el día);
- Fatiga permanente;
- Dificultad para concentrarse, indecisión persistente;
- Pensamientos sobre la muerte o el suicidio;
- Sensación de inutilidad, pérdida de autoestima;
- Se queja frecuentemente de dolores;
- Se niega a vestirse o a cuidar de su aseo personal;
- Abuso de alcohol, drogas o tabaco;
Sin embargo, la depresión en los ancianos no se manifiesta siempre a través de la tristeza sino de una falta de energía y pérdida de interés por actividades normales, lo que debería alertar a los que les rodean.
Es necesario tratar la depresión en los ancianos ya que puede tener consecuencias desastrosas y, lo que es más importante, al suicidio. Hay que prestar atención para prevenir un acto desesperado escuchando al enfermo y verbalizando sus ideas suicidas. Normalmente, el tratamiento con antidepresivos es necesario para terminar con la depresión y eliminar el riesgo de suicidio.
• Escuchar y pasar tiempo con los ancianos: el primer paso para la curación
El primer paso para cuidar mejor a una persona de edad avanzada con depresión es reconocer el problema. No hay que dudar en utilizar la palabra “depresión” y resaltar el hecho de que es una enfermedad real que puede ser tratada y curada.
La persona mayor debe ser informada del tratamiento: lo que pueden esperar (los efectos no serán inmediatos y el tratamiento puede durar varios meses), y los posibles efectos secundarios.
Las personas que rodean al anciano deben tener en cuenta la importancia de ser paciente y amable con él, así como escucharle y darle ánimos. La familia debe saber que es inútil forzar a su pariente a “tomar el control sobre sí mismos”. Es preferible apoyarle todos los días y fortalecer su autoestima.
• ¿Qué medicamentos existen hoy en día?
El anciano debe ser atendido por un médico, que elegirá un tratamiento acorde con la gravedad de la enfermedad. Una vez que se ha diagnosticado, el 80% de las personas deprimidas, incluidos los ancianos, pueden ser tratados eficazmente con uno o una combinación de los tres tratamientos siguientes.
El primer paso es siempre el tratamiento con antidepresivos. La dosis se aumenta de forma gradual y lleva aproximadamente seis semanas evaluar la eficacia del tratamiento.
La psicoterapia complementa el tratamiento médico. Ayuda a encontrar las causas psicológicas de la depresión y a apoyar al paciente.
Terapia electroconvulsiva (electrochoque), por medio de la cual se aplica una corriente eléctrica en el cráneo, induce una convulsión general acompañada por una pérdida de conciencia. Este método, criticado en el pasado, es eficaz en el tratamiento de la depresión severa y hoy en día se aplica con anestesia y bajo el consentimiento del paciente.
Existen otros métodos menos convencionales, como fototerapia para la depresión estacional, acupuntura, tai chi, reflexología o mejora de la dieta (vitaminas, Omega 3, incluso chocolate...).
- Estar atento a los primeros signos;
- Promover un estilo de vida saludable: dieta, actividad física...;
- Animarle a tener relaciones sociales: amigos, clubs, contactos intergeneracionales, contacto con mascotas;
- Favorecer actividades divertidas y artísticas: pintura, cocina, musicoterapia...
La depresión es un problema ampliamente extendido entre nuestros ancianos. Desafortunadamente, esta enfermedad a veces se confunde con la tristeza que acarrea el envejecimiento, la enfermedad y la pérdida de autonomía.
La depresión en los ancianos se suele pasar por alto: uno de cada cuatro ancianos tiene síntomas de depresión que necesita tratamiento, menos de uno de cada seis ancianos con depresión hablan de sus síntomas con un médico y solamente la mitad de ellos recibe el tratamiento necesario.
Consejos para ayudar a un anciano con depresión:
- Ayudarle a mejorar su ánimo: salir con él, participar en actividades manuales, artísticas o intelectuales (debates, conferencias...);
- Preparar aperitivos y comidas equilibradas;
- Convencerle de que siga su tratamiento;
- Estar alerta ante signos de tendencias suicidas.
Los cuidadores son personas que cuidan a un miembro de la familia o amigo de edad avanzada y no reciben un salario. Cuidan del anciano y de su vida personal y le ayudan a moverse. No son considerados profesionales de la salud, pero pueden recibir una ayuda del gobierno para completar sus tareas como cuidadores.
Enfermedad caracterizada por desánimo, estado de abatimiento, cansancio y pérdida de energía.