La utilización de diferentes terapias para tratar los trastornos propios de la tercera edad se ha diversificado en los últimos años en nuestro país. La atención es cada vez más especializada y las innovaciones terapéuticas están a la orden del día. En este contexto, las terapias asistidas con perros ocupan un lugar destacado por su presencia cada vez más común en los centros para mayores, desmostrando muy buenos resultados.
Las Intervenciones Asistidas con Perros (IAP), consisten en el uso de los beneficios del vínculo entre la persona y el perro, como parte integral de un proceso con fines terapéuticos, educacionales o de ocio. Para que las IAP sean efectivas, el equipo de trabajo debe estar compuesto por personal cualificado del área de la salud/educación, así como del área de la educación y bienestar animal. Todas las sesiones deben ser planificadas y evaluadas rigurosamente para comprobar su eficacia y se debe asegurar en todo momento el bienestar físico y mental tanto del usuario como del co-terapeuta canino.
Hoy nos centramos en los usuarios de la tercera edad que son beneficiarios de las IAP, especialmente -aunque no exclusivamente- aquellos que viven de forma regular en una institución residencial. El colectivo de personas de la tercera edad es uno de los que más ha implementado la terapia y las actividades asistidas con perros, aunque se continúan estudiando los beneficios que aportan, en un intento de sistematizar de forma científica el uso de las IAP en contextos geriátricos. Así , además de los conocidos beneficios sobre el estrés, la reducción de la presión arterial y el ritmo cardíaco (Miller & Katcher), hoy sabemos que las IAP ofrecen otros beneficios físicos para la tercera edad como la estimulación de la conciencia kinestésica y mejora de movimientos básicos del cuerpo (Abdill). Mejora la motivación para la realización de ejercicios de fisioterapia y estimula el funcionamiento de las neuronas sensoriales (Abdill). Mantienen y en algunos casos mejoran las habilidades cognitivas y funciones ejecutivas asociadas a la memoria, etiquetar objetos por su nombre o describir eventos y objetos. Mejoran las relaciones espaciales y temporales (Abdill) con respecto a los objetos y todo ello de manera funcional y lúdica. También existen gran número de estudios que muestran los beneficios de las IAP en patologías asociadas a la tercera edad como alzheimer o Demencia, describiendo efectos entre los que destacan la disminución de la agitación (M Churchill, J Safaoui, BW McCabe), el aumento de las conductas pro-sociales (LG Kongable, KC Buckwalter) y la mejora en los niveles de apatía mostrados por personas con estas patologías.
Por último, la introducción de un programa de IAP de la mano de un profesional cualificado con usuarios de la tercera edad, puede reducir sentimientos de soledad (MR Banks, WA Banks), mejorar los niveles de depresión en pequeños grupos de trabajo (MC Le Roux, R Kemp) y potenciar la satisfacción y el sentimiento de auto-eficacia. Todos estos desarrollos científicos, así como los que continúan hoy en día realizándose, nos permiten comprender en qué medida las Intervenciones Asistidas con Animales y en este caso con Perros, son una herramienta válida en la mejora de la calidad de vida de la tercera edad. Os animo a seguir investigando los avances en este campo y a seguir pensando maneras en las que las IAP pueden aportar beneficios a las personas de la tercera edad que tanto han aportado en nuestras vidas.